Todos buscamos formas de mantenernos positivos ante la vida, algunas han funcionado, otras no, algunas lo hacen en el corto plazo quizás y luego regresamos a nuestro estado anterior sin éxito. Todo depende de cómo y con qué decidimos alimentar a nuestra mente. Así como tenemos la capacidad de decidir cómo alimentamos a nuestro cuerpo (ej. alimentación saludable, ejercicio, masajes, etc.), de la misma forma, tenemos esa capacidad sobre nuestra mente. Esos estímulos que influyen en tu mente de forma poderosa y pueden ayudarte a construir un pensamiento positivo, es lo que llamo “Mind Changers”.
No te voy a decir que te repitas a ti mismo todo el día frases positivas. La realidad es que no existe un atajo lleno de gurús que te prometan que repitiendo afirmaciones positivas puedes cambiar tu vida. Si solo te enfocas en decirte a ti mismo “Soy fuerte y exitoso”, tus miedos simplemente no desaparecerán.
Si has intentado utilizar afirmaciones positivas, sabes que puede ser un hábito difícil de mantener. Puedes pasar 5, 10, 20 minutos recitando una afirmación, pero ¿y las otras 23 horas del día? Lo más probable es que tu mente vuelva a pensamientos antiguos y habituales que predisponen profundamente tu cerebro.
El problema con las afirmaciones positivas es que operan en el nivel superficial del pensamiento consciente y no trabajan para lidiar con tu subconsciente donde realmente viven las creencias limitantes.
No creo que nadie realmente quiera tener la mente llena de pensamientos pesimistas. Pero creo que todos nos hemos acostumbrado al pensamiento negativo porque todo lo que escuchamos y vemos alrededor es negativo. Escuchamos charlas negativas en la radio, las escuchamos o leemos en el periódico o en línea, las vemos en las noticias y otros programas de televisión. Está en todas partes y parece que no podemos escapar de esto. Sin embargo, si podemos enseñarnos a nosotros mismos cómo enfocarnos en los aspectos positivos de la vida.
Enfocarte en la positividad, no significa ignorar todos los aspectos negativos de tu vida. Hay negatividad a nuestro alrededor, y no puedes ignorarla con la esperanza de escapar. Necesitas reconocer el lado negativo de la vida, pero eso no significa que debas detenerte o anclarte allí.
Te voy a compartir algunas prácticas que de forma simple puedes empezar a implementar en tu vida para enseñar a tu mente a alimentarse de positivismo:
- Empiece el día con un Mantra: todas las mañanas al despertar, repite a ti mismo una afirmación positiva (ej. Hoy será una gran día!). Recuerda siempre que es difícil cambiar algo a lo que estás acostumbrado, así que necesitas hacer de esto una práctica cotidiana.
- Se agradecido: antes de irse a la cama, escribe en un diario o solo piensa en tres cosas positivas que sucedieron ese día y agradécelas.
- Se consciente de sus pensamientos: toma una o más pausas cortas y examina tus pensamientos a lo largo del día, incluso si son solo cinco minutos cada vez. Al hacer esto, te estás enseñando a ti mismo a estar más en sintonía con tus pensamientos y emociones.
- Trae pensamientos felices: tener pensamientos felices hace mucho por nuestro cerebro y nuestra salud en general, y es posible que no seamos plenamente conscientes de los beneficios del pensamiento positivo. Tener pensamientos positivos disminuye el cortisol y produce serotonina, lo que genera una percepción de bienestar general. Esto también ayuda a que tu cerebro funcione a su máxima capacidad.
- Estimula tu mente con señales positivas: está en tu control la decisión de a qué entorno expones tu mente con regularidad. Elige aquellas señales que de forma consciente o inconsciente alimentan tu mente con positivismo. Por ejemplo, en lugar de ver películas de drama, selecciona películas cómicas, divertidas, documentales, etc; en lugar de escuchar rock pesado, escucha música clásica, música alegre, que te inspire moverte; en lugar de leer o ver noticias que te agobian, lee libros o escucha podcasts de donde tengas algo que aprender; en lugar de gastar tiempo en tu celular/redes sociales, comparte tiempo en familia; en lugar de rodearte de gente negativa y quejumbrosa, rodéate de gente positiva, optimista, alentadora.
- Muévete de la autocrítica al auto-reconocimiento: calla tu crítico interior destructivo, deja de reprocharte por tus errores e identifica lo que has hecho bien, por pequeño que sea, date una palmadita en la espalda por ello, échate porras!
- Deja de sentir pena por ti mismo: elimina los “No puedo” de tu pensamiento y vocabulario y empieza a ver las posibilidades a tu alrededor. Deja de actuar como víctima de las circunstancias y actúa como el que tiene el control de su vida.
- Sonríe: reír no es una respuesta involuntaria, es una elección personal y consciente. Sonreir produce una reacción química en el cerebro, liberando ciertas hormonas (dopamina y serotonina) que incrementan la sensación de bienestar y felicidad.
¿Te habías puesto a pensar en cómo alimentas tu mente día a día? ¿Qué vas a hacer al respecto? ¿Cuándo empiezas tu dieta mental?
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