Cada persona se constituye principalmente en base a 3 dominios, lenguaje, cuerpo y emoción, que normalmente tienen una coherencia entre si (aunque en ocasiones puede haber una desconexión) y son dependientes entre ellos.
La emocionalidad es quizás uno de los que más se ha hablado, de acuerdo a la emocionalidad en la que estamos en un momento dado, nuestros mundos son diferentes, vemos ciertas cosas y otras no, hacemos algunas cosas y otras no, tomamos decisiones determinadas por nuestro particular estado emocional.
Cuando hablamos del lenguaje nos referimos a nuestras creencias sobre el mundo, a lo que nos permite expresar lo que percibimos, sentimos o pensamos y tiene un poder generativo, es decir, al hablar hacemos que sucedan cosas, modificamos nuestras relaciones con los demás.
Y finalmente, cuando hablamos de corporalidad nos referimos a lo que expresamos través de nuestro cuerpo, de nuestros movimientos y nuestras acciones. La manera particular que tenemos de caminar, de movernos, de bailar, nuestros gestos, la forma cómo movemos las manos, cómo nos sentamos, nuestra postura, cómo saludamos, et., marcan importantes diferencias entre nosotros, y hablan de quiénes somos y de cómo nos paramos frente al mundo.
Es decir, somos de cierta forma si caminamos erguidos, con la frente en alto y la mirada hacia adelante, aquí podríamos ver signos de dignidad, confianza, orgullo, o incluso soberbia, o somos de otra forma si caminamos cabizbajos, rígidos, con la mirada al suelo, aquí quizás podríamos percibir algo de inseguridad, desconfianza, necesidad de control, temor al riesgo, o por ejemplo, si camino a paso rápido, apoyando solo las puntas de los pies, puede que viva la vida muy de prisa sin ánimo de encontrar estabilidad, quietud, o si camino a paso lento apoyando el pie completo, puede que prefiera vivir mi vida con lentitud, mayor disfrute, o si suelo llevar mis manos rígidas en los bolsillos o escondidas, o sueltas y a la vista, esto puede hablar qué tanto me muestro abiertamente frente a otros, en fin, no quisiera caer en etiquetas, solo quiero ilustrar algunos ejemplos, pero pueden haber múltiples formas de corporalidad que nos muestran nuestra particular forma de ser y de enfrentarnos al mundo.
Pero lo más interesante aquí es que este concepto de la corporalidad no es unilateral, es decir, no solo muestro lo que soy a través de lo que hago y cómo transito por la vida, sino que, puedo intentar cambiar la forma cómo me percibo a mi mismo y cómo siento, cambiando la forma cómo me comporto y me muevo, entonces si yo quiero mostrarme como una persona segura de sí misma, con dignidad y amor propio, feliz, adaptable, etc., puedo elegir caminar con la espalda erguida, frente en alto, mirada hacia adelante, paso firme y seguro, manos sueltas, facciones relajadas y una gran sonrisa en la cara.
Obviamente para que esto realmente tenga un efecto en tu autopercepción y tu emocionalidad, tiene que ser un trabajo consciente, profundo, constante, intencional, donde puedas estar revisando continuamente el impacto que ese cambio está teniendo no solo en ti sino también en los demás a tu alrededor y en tus relaciones con ellos. Trabajar el cuerpo (ej. distintas formas de danzar o bailar, yoga, etc.) es una práctica que ayuda mucho a conocerlo, a aceptarlo, a aprender a escucharlo.
Con esta reflexión, te invito a tomar mucha más consciencia de tu corporalidad en tu día a día, del impacto que genera y a intentar generar cambios positivos a través de ella.