En éstos días conversaba con un buen amigo y me contaba de una situación en la que un conocido en común estuvo tomando clases de Presentaciones efectivas y Storytelling por un tiempo, buscando mejorar su capacidad de impacto en otros a través de su comunicación, después de un tiempo, la persona dejó de tomar sus clases por alguna razón y su desempeño como comunicador siguió exactamente igual, no mejoró, los resultados siguieron siendo los mismos. ¿Por qué?
Lo primero que pensé y le comenté a mi amigo fue que no creía que esa era la solución al problema, yo tuve la oportunidad de ver a esa persona en acción y definitivamente pensé que había algo más allá que le hacía desempeñarse pobremente como comunicador, mucho más allá de si estaba entrenado o no como orador. Yo, desde un espectador externo que desconoce complemente su historia personal, pude notar cómo claramente había algo en él que le impedía sacar todo su potencial al hablar frente a otros, que lo limitaba al pararse frente a un público, en fin, que no le permitía hablar desde su propia voz.
Eso que te puede estar frenando, limitando o impidiendo ser, hacer o desempeñarte en cierto aspecto de tu vida o cierta habilidad, se llama normalmente, “creencias limitantes” y además se refuerzan con el tiempo. Cuando somos capaces de identificarlas, nos conectamos con nuestros recursos internos y nuestra capacidad ejecutiva para lograr mayor efectividad en algún área de la vida y así obtener los resultados que esperamos.
Gran parte de las conductas que mostramos a diario están basadas en hábitos profundamente arraigados que se constituyen como parte de nuestra particular forma de ser y que, por lo tanto, no los hacemos conscientes, simplemente los actuamos.
Nuestras creencias proceden del entorno personal en el que hemos vivido desde pequeños, las distintas experiencias y las opiniones de personas cercanas. Modelos que tuvimos alrededor, frases que nos repitieron una y otra vez, comparaciones con otros, situaciones significativas o impactantes de la vida, etc., todo esto ha tenido una gran influencia en nuestras vidas, y de forma inconsciente las fuimos almacenando, creyendo, adoptando y tomando como propias, de manera tal que, hoy ejercen un gran poder en la forma cómo nos percibimos a nosotros mismos y por ende, cómo actuamos.
Podemos estar hablando de cualquier habilidad, la de comunicar o, influir en otros, liderar, delegar, negociar, un sin fin de ejemplos, el punto es que no siempre estas habilidades mejoran aprendiendo una técnica. Claro que la técnica te da muchas herramientas para perfeccionar una habilidad, para atreverte y ensayar cosas nuevas, sin embargo, cuando aún así te das cuenta que no estás logrando tu máximo potencial y que hay algo que te limita de alguna forma, lo mejor es que te olvides de la técnica y busques dentro de ti, solo o idealmente con la guía de un experto, qué creencias hay detrás de tu comportamiento, de dónde vienen, cuándo las aprendiste, cómo las adoptaste como tuyas, por cuánto tiempo te han acompañado, qué resultados te generan hoy, éste será el primer paso para verdaderamente empezar a desaprender y aprender una nueva forma de actuar, de desempeñarte o transitar en algún aspecto de tu vida.
Si por un momento, volvemos al ejemplo inicial de la persona que tiene muy pobre desempeño al momento de comunicarse con otros, al hablar en público y buscar mover a las personas a través de su comunicación; qué tipo de creencias se te ocurre que pueden estar detrás de esto? Probablemente hay elementos vinculados a su valía como persona, su autoestima, y cómo se ve a sí mismo frente a los demás, el temor que pueda sentir al verse evaluado o juzgado por otros puede ser tal que le impide conectar consigo mismo en ese momento; quizás el expresar sus ideas abiertamente fue algo penalizado en casa desde pequeño, quizás esto le hizo sentir avergonzado por alguna razón, en fin, podrían ser múltiples las causas. El punto que quiero que veas es que, en el momento en que esa persona lo descubre, toma consciencia de que fue algo aprendido y que tiene la capacidad de cambiarlo, y empieza a intentar formas distintas de verse y desenvolverse, es cuando surge la magia!, y la persona logra ir alejándose de esas viejas creencias y construyendo las suyas propias que le permitan sentirse mejor consigo mismo, ser más efectivo y obtener lo que espera.
Recuerda, la próxima vez que te sientas en ésta situación, evita perder tiempo, esfuerzo, dinero, la frustración y el desgaste personal, mejor llénate de valentía y decide explorar dentro de ti, que seguramente te sorprenderá lo que encontrarás y serás capaz de lograr.
“Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, estás en lo cierto”, Henry Ford.