Hoy te quiero contar una reflexión que amé que hizo alguien a quien entrevisté hace poco. El platicaba que un día estaba haciendo una meditación de Deepak Chopra en la que te pedían decir como mantra quién eras y empezabas diciendo tu nombre junto con un montón de cosas anexas (tu pasión, tu propósito, etc.) y cada vez que repetías ese mantra, Deepak te pedía sacarle palabras, de manera que al final, terminabas diciendo “Soy Carolina Garcia” por ejemplo, y luego te decía, quita tu apellido, entonces decías, “Soy Carolina”, y luego te decía, quítale tu nombre, y terminabas repitiendo un mantra que decía solo “Soy… soy… soy… soy…” Inténtalo por un momento, a ver qué sientes…
En el momento que te quedas repitiendo tu manta “Soy” te sientes liberado, liberado de qué?, liberado de tu historia, la carga que tú y otros en tu vida han puesto sobre tus hombros, un título universitario, una carrera profesional, la pareja, los hijos, incluso tu misión de vida.
Y con esto no te quiero decir que esté mal o bien, han sido tus decisiones, pero por un lado, aunque son parte importante en tu vida, no definen quién eres, y por el otro, no son estáticas, evolucionan, por ejemplo, tu familia seguirá siendo tu familia, pero el rol que tú has decidido jugar dentro de esa familia sí puede cambiar; o, si estudiaste una carrera, nadie dice que tengas que dedicarte a eso el resto de tu vida; o, si tu decidiste qué era lo que querías hacer con tu vida, tu propósito, eso puede cambiar, porque te diste cuenta de algo, porque algo pasó en tu vida que te hizo verla con otros lentes, sea cual sea la razón, mañana puedo querer ser y hacer otra cosa y eso es válido!
Cuando te das cuenta de ello y lo aceptas, la sensación es realmente liberadora, entiendes que lo que eres es más que la suma de tus circunstancias de vida, y que eres alguien que se transforma cada día, eres lo que quieras ser.
Así que, la pregunta quizás ya no es, ¿quién eres?, sino, ¿quién estás siendo?… Intenta contestarla. Cuestiónate cada día quién eres y que quieres, es una tarea que nunca acaba…