Mientras más espero, más infeliz soy. Mientras más acepto, más sereno estoy.
The more I expect, the more unhappy I am going to be. The more I accept, the more serene I am.
Cuando me centro en lo que espero, en lo que no tengo, nada me satisface y pareciera que mi felicidad depende de alcanzar ciertos deseos, corro el riesgo de pasarme la vida esperando un futuro mejor que nunca llega. Muchas personas creen que serán felices cuando su situación cambie, cuando consigan un trabajo mejor, encuentren su pareja ideal, o tengan un cuerpo de X forma. Piensan que solo podrán disfrutar de la vida cuando logren eso que tanto ansían.
Por esa razón, no aceptar el presente y vivir esperando un futuro “mejor” puede conducirnos a un estado de insatisfacción crónica, que se convierte incluso en un estilo de vida.
La aceptación es una de las cosas que más nos cuesta. Nos cuesta aceptar todo aquello que no nos agrada o que no se corresponde con nuestras expectativas. De hecho, la distancia que existe entre nuestras expectativas y la realidad se convierte en una de nuestras principales fuentes de sufrimiento y frustración. No por la situación en si, sino por las emociones y pensamientos que vinculamos con la situación.
Esa frustración aparece por siempre depender de nuestras expectativas sobre lo que quiero que pase. Si alimentamos expectativas irreales y estas no se cumplen, nos sentiremos cada vez más insatisfechos e infelices. Ese tipo de pensamientos hace que nos anclemos en la queja y la amargura.
La aceptación de mi realidad tal y como es, el agradecer y abrazar lo que hoy tengo, lo que soy, me ayudará a vivir los contratiempos y situaciones difíciles de la vida con calma, paz y serenidad.
¿Qué hacer para aceptar tu presente con más fluidez y soltar más las expectativas?
- Aléjate de la quejas, busca soluciones.Lamentarte por lo que te ha ocurrido no cambiará la situación. Hasta cierto punto puede ser catártico, pero si te quedas atascado/a en las quejas te convertirás en una víctima de las circunstancias. Pregúntate qué es lo que te molesta y qué puedes cambiar realmente de tu situación para mejorarla.
- Aprende a dejar ir: Estamos enganchados tanto a aspectos del pasado como del futuro, a “lo que pudo ser, y no fue, o a lo que quiero que sea”y sin quererlo seguimos atrapados en un círculo sin salida y creamos una dependencia emocional y mental que nos ata y no nos deja vivir en paz. Debemos tomar consciencia de ello y ser capaces de renunciar a ello para poder soltar.
- Practica la gratitud: En vez de centrarte en todo lo que te falta, recuerda todo lo que tienes. Llevar un diario de la gratitud es una excelente herramienta para que aprendas a fijarte en todas las cosas valiosas que probablemente estás dando por sentado, incrementa en un 25% nuestra felicidad y el nivel de satisfacción con la vida en apenas diez semanas.
- Cambia tu narrativa: No se trata de la historia de los acontecimientos de tu vida sino de la manera como tu cuentas tu historia y del papel que has asumido en ella: héroe o víctima, competente o incompetente, ser lo que tu decidas ser. En vez de colocarte etiquetas que te limiten, enfócate en la situación, en lo que necesitarías cambiar para sentirte satisfecho/a.
“Si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás”, Erich Fromm.