El desempeño superior no se relaciona con un talento natural sino con nuestras propias creencias, nuestros rituales, nuestras rutinas diarias, y nuestro entorno (la gente de la que nos rodeamos y los distintos ambientes en los que nos desenvolvemos).
¿Qué tanto tiempo inviertes en planear cada cosa que quieres lograr? ¿Qué tanto inviertes en tu propio crecimiento, en aprender cosas nuevas, en “masterizar” tus habilidades y conocimientos?
Cómo dice Robin Sharma: “Consistency is the mother of mastery”.
Algunas de las cosas que alcanzamos son golpes de suerte, otras suceden porque hubo una intención detrás pero no un plan, de manera que difícilmente se puede replicar, y otras obedecen a un plan maestro con un propósito claro y acciones definidas y probadas.
La consistencia genera hábitos y los hábitos no solo generan resultados probados, sino que dichos resultados son susceptibles de mejorados cada vez más y más.
No se trata de hacer siempre las mismas cosas, sino de hacer las mismas cosas cada vez mejor.
Cómo Jim Rohn dice “La Disciplina es el puente entre las metas y los logros”
De manera que hoy día, el ser genial en algo, ya no es un don que pertenece a un reducido grupo de personas, pero si un privilegio que acompaña la consistencia, la disciplina y la intención.