Deja ir las batallas que has perdido del pasado y ahorra tu energía para aquellas que vengan en el futuro.
La forma cómo miramos el pasado determina la forma cómo vivimos nuestro presente, y esto determina a su vez la forma cómo vemos el futuro.
Hace poco platiqué sobre este tema en un live, donde hablaba sobre la filosofía de vida positiva. Y es que para lograr vivir con bienestar, paz y plenitud, necesitamos reconciliarnos principalmente con nuestro pasado.
Y en ese sentido, tenemos dos opciones, una es, mirar el pasado con reproche, enojo y resentimiento, porque no aceptas que ya no lo puedes cambiar, por ejemplo, cuando nos quejamos por no haber tenido las oportunidades que habríamos querido, o la familia que habríamos querido, o porque nuestros padres no hicieron lo suficiente por nosotros, o por las veces que no nos dieron la razón, que no convencimos a otros de lo que queríamos, o todas esas batallas perdidas. O, por el contrario, mirar el pasado desde la aceptación y el agradecimiento, entendiendo que hagas lo que hagas hoy, ya no lo puedes cambiar y reconociendo que por ese pasado con todas sus imperfecciones, hoy estamos aquí y somos quienes somos, dando crédito a lo que nuestros padres y familia hicieron por nosotros desde lo que estuvo a su alcance, abrazando las oportunidades que tuvimos, viendo lo bueno dentro de lo no tan bueno, y dejando ir aquellas situaciones que no se dieron como esperábamos.
¿Ves la diferencia entre vivir un presente cargando el peso del resentimiento por tu pasado, o vivir el presente desde la paz y la aceptación de un pasado que ya no puedes cambiar?
Ahora hablemos, del presente, donde también tenemos dos opciones que vienen íntimamente ligadas a la forma cómo miramos nuestro pasado. Puedo enfrentar los retos de mi hoy, pensando que haga lo que haga, no cambiaré el resultado, es como rendirme antes de intentarlo, y desde ahí, experimento mi presente desde el miedo y la desesperanza, o, por el contrario, adueñarme de mi presente y enfrentar los retos con la mayor convicción de que puedo dar lo mejor y lograr lo que busco y más, y eso me permite vivir mi presente desde la confianza.
Y esto a su vez determina la forma cómo veo mi futuro, si de igual forma pienso que el futuro ya está establecido y que nada de lo que haga lo cambiará, estaré cerrando todas las oportunidades nuevas y simplemente dejándome llevar por lo que creo que la vida me tiene deparado, eso es vivir desde la resignación, o por el contrario, elegir vivir desde el optimismo, creyendo que el futuro no esta aún escrito y que yo soy responsable de dibujarlo, de encontrar todas las posibilidades, las nuevas batallas que luchar y con la energía para querer conquistar mis sueños.
Si eres consciente desde dónde miras tu pasado, presente y futuro, serás capaz de elegir, cómo los quieres vivir…