Los equipos enfrentan desafíos que pueden afectar negativamente el desempeño y el bienestar de los miembros y del equipo. Si bien algunos equipos pueden recuperarse e incluso prosperar después de enfrentar un factor estresante difícil, otros mostrarán logros reducidos y sufrirán pérdida de moral y cohesión.
¿Qué marca la diferencia? Un concepto central y de crucial importancia es la resiliencia del equipo. La resiliencia del equipo es la capacidad de un equipo para resistir y superar los factores estresantes de una manera que permita un desempeño sostenido; ayuda a los equipos a manejar y recuperarse de los desafíos que pueden poner en peligro su cohesión y desempeño.
Como sabemos, una fortaleza no describe a un equipo, solo porque algunos miembros del mismo la posean, o incluso si todos los miembros del equipo la poseen; por el contrario, necesitan generar una dinámica interna tal que de como resultado dicha fortaleza. El hecho de que un equipo este compuesto de gente comprometida, no quiere decir que sea un equipo comprometido. El caso de la resiliencia no es la excepción, la resiliencia a nivel de grupo no surge necesariamente cuando un equipo está compuesto por individuos resilientes; más bien, es realmente un fenómeno a nivel de equipo.
Ser o no un equipo resiliente, no es un tema de “todo o nada”, existe un continuo multidimensional. Durante los últimos 25 años se han realizado diversos estudios sobre cómo la resiliencia de un equipo puede ser descrita, y normalmente coinciden en que hay 3 estadios o momentos clave en los que un equipo demuestra su capacidad de resiliencia:
- ¿Cómo el equipo actúa ANTES? Aborda las condiciones previas a un desafío y que actúan como control anticipatorio (Minimizar). Esto implica:
- Anticipar, planear y prepararse para los retos y sus contingencias, identificando aquellos que pueden evitar y reduciendo el impacto de los inevitables, apoyándose en la historia de retos similares pasados, planteando escenarios “what if” y analizando riesgos.
- Evaluar el nivel actual de “readiness” del equipo y de los individuos.
- Identificar señales tempranas de advertencia sobre potenciales problemas.
- Creando y estableciendo claros “Standard Operating procedures”
- ¿Cómo el equipo actúa DURANTE? Se refiere a cómo manejan el desafío a medida que se desarrolla (Administrar). Ciertas circunstancias difíciles no pueden ser evitadas ni minimizadas, aquí es donde los equipos resilientes entran a navegar en cinco formas distintas:
- Haciendo evaluaciones rápidas y realistas de la situación,
- Redirigiendo estresores crónicos por más pequeños que sean,
- Reconociendo y actuando cuando necesita uno del otro,
- Teniendo a la mano los procesos y procedimientos ya establecidos para situaciones bajo estrés.
- Manteniendo canales de comunicación y un network activados, a quienes puedan pedir guía, información y consejo.
- ¿Cómo el equipo actúa DESPUÉS? Hace evidencia a la recuperación de los recursos y la salud del equipo después de un desafío (Reparar).
Para un equipo resiliente es clave recuperarse rápidamente de una crisis, aprender de la experiencia y adaptarse a una nueva situación, y lo hacen a través de éstas cuatro estrategias:
- Recuperan su “burbuja” analizando lo que pasa, lo que se espera que pase y quién es responsable de qué. Plantean un entendimiento común de la “nueva normalidad” y salen pronto del modo emergencia.
- Llevan a cabo “after action reviews” con reflexiones profundas.
- Realizan los reajustes apropiados a sus procesos y procedimientos de acuerdo a lo experimentado.
- Expresan su agradecimiento y apreciación por el trabajo hecho, esto fortalece la conexión y la colaboración en el equipo.
Los líderes deben construir resiliencia no solo en sus equipos, sino que tienen la responsabilidad de crear una cultura de equipos resilientes, modelando y reforzando comportamientos clave tales como:
- Hacer escuchar tu voz, hacer preguntas y compartir abiertamente malas noticias o signos de potenciales problemas,
- Mantener la compostura durante situaciones de emergencia,
- Conceder autoridad a la experiencia y conocimiento, no solo a la jerarquía,
- Consistentemente ofrecer guía y apoyo antes, durante y después de una situación difícil,
- Saber vocalizar la necesidad de cambiar de modo normal a modo emergencia,
- Agradecer a la gente por su contribución y ayuda durante situaciones difíciles,
- Mantener la conexión y cohesión del equipo.
Hoy en día, ante un mundo más volátil, incierto, complejo y ambigüo, así como equipos omnipresentes, disgregados y/o geográficamente dispersos, más relevante y creciente se vuelve la necesidad de contar con equipos resilientes que contribuyan a mejorar la efectividad y agilidad organizacional.
Referencia: George M. Alliger, Christopher P. Cerasoli, Scott I. Tannenbaum, William B. Vessey
Modificado por: Carolina Garcia Echegaray, @choicesconsulting